Todos los especialistas y profesionales relacionados con
la educación física y la medicina recomiendan la práctica frecuente de
ejercicio físico para provocar efectos beneficiosos y saludables en el
organismo, así como para aumentar la calidad de vida. La práctica de este
ejercicio físico puede conllevar en singulares ocasiones riesgos para la salud,
provocando lesiones en el sujeto que la práctica. Por ello es necesario
respetar algunas pautas de actuación para así prevenir el riesgo de padecer una
lesión deportiva (Trujillo, 2009).
A medida
que se ha ido profesionalizando el deporte y, por consiguiente, incrementando
el número de horas de entrenamiento y de competición, también lo ha hecho el
número de lesiones que padecen sus practicantes. Es un hecho excepcional que un
deportista no haya sufrido una lesión importante a lo largo de su carrera.
Desafortunadamente, muchas veces las lesiones provocan una disminución en el
rendimiento o incluso obligan a una retirada prematura de la práctica deportiva
(Gispert, 2003).
Aunque la última palabra al
respecto la tiene el personal médico, es importante que el profesional de la
actividad física posea conocimientos básicos, sobre todo en relación con lo que
no debe hacerse para no agravar el accidente deportivo. Estos conocimientos
deben ser aun más profundos en cuanto a la prevención de lesiones, ya que de
este modo se podrá en gran medida reducir su incidencia (ob. cit).
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