El
entrenamiento invisible
Es muy
importante señalar el significado de este término, el cual con mucha frecuencia
empieza a escucharse en los entornos deportivos como salas de musculación,
centros deportivos y/o escuelas de atletismo, entre otros. Ramírez (2012)
señala que es por todos conocido el significado del término entrenamiento en su
sentido más amplio, pero los que pocos conocen, es el significado del concepto “entrenamiento invisible”. Pues bien, como se puede
suponer, el entrenamiento invisible se debe entender como
aquellas acciones, actividades y circunstancias que rodean la vida de un
deportista sea cual sea su nivel y actividad física diaria.
Es erróneo
pensar, continúa Ramírez (2012), que el único beneficio físico se va a
encontrar durante la actividad propiamente dicha, y que la mejora de las
capacidades físicas se va a producir únicamente durante el esfuerzo que se realiza
en una pista de atletismo o en una sala de musculación, por poner sólo algunos
ejemplos. Es necesario e imprescindible trabajar el
organismo pre y post entrenamiento/competición, y eso se va a
conseguir trabajando sobre aquellos factores que actúan directamente sobre el
rendimiento y que van a otorgar una mejora significativa, gradual y más
coherente encaminada a la consecución de los objetivos propuestos.
En este caso,
se habla de la alimentación, suplementación deportiva, higiene y cuidado
corporal, factor psicológico, tareas de recuperación, y principalmente el sueño.
A continuación se analizan estos factores explica en qué consiste cada una de
ellos y en qué puede beneficiar:
- Alimentación: Al finalizar el entrenamiento, el cuerpo se encuentra en
máxima predisposición de obtener y asimilar los nutrientes que le deben de
llegar a través de la comida. Ello consistirá en un porcentaje ligeramente
superior en hidratos de carbono con el fin de recuperar la energía perdida
durante el entrenamiento, y en segundo término la proteína, la cual se
encargará de reparar y reponer el tejido muscular dañado. Todo ello permitirá
recuperar el organismo y estar mejor preparados para el siguiente esfuerzo.
-
Suplementación
deportiva: Se agrupan
aquí aquellas sustancias legales, de carácter natural o farmacológico, que
consume el deportista con el objetivo de mejorar su rendimiento y complementar
así una alimentación equilibrada. Será ideal para aquellas personas que por
cuestión de tiempo o necesidades, no puedan realizar tantas comidas como sean necesarias. Dentro de este concepto agrupamos
sustancias como complejos vitamínicos, antioxidantes, aminoácidos, quemagrasas,
y similares.
-
Higiene
y cuidado corporal: Se sitúan en este concepto aquellas acciones encaminadas a
mejorar el rendimiento a través de un correcto calzado deportivo, indumentaria
acorde con la actividad y la climatología, ausencia de enfermedades o afecciones,
y otras.
-
Factor
psicológico: De
gran importancia en casos de deportistas de alto rendimiento o con metas a gran
escala. Se habla aquí de la cooperación de un psicólogo deportivo, coach, asistentes y más que pudieran trabajar la ansiedad,
estrés, motivación pre y post competición.
-
Tareas
de recuperación: Masajes, sesiones de fisioterapia y osteopatía,
hidroterapia, y similares. En definitiva, todas aquellas acciones encaminadas a
relajar las zonas más tensionadas durante el proceso de mejora física.
-
Sueño: Sin lugar a dudas y junto a la alimentación, son los
dos factores que más pueden influir positivamente en los objetivos. Durante el
descanso nocturno, se aceleran los procesos de recuperación celular gracias a
la eliminación de residuos del metabolismo del cerebro y aumenta
ostensiblemente la secreción de la hormona del crecimiento, necesaria para la
regeneración celular. Por todo ello, se recomienda un mínimo de 8 horas de
sueño nocturno.
En definitiva, conocer de primera mano que las situaciones
cotidianas y rutinarias del día a día son los que van a marcar la diferencia
entre una lesión inoportuna, un sobreentrenamiento, fatiga mental o ausencia de
objetivos o situarnos al otro lado del camino, el éxito coherente hacia una
meta, marca o una mera satisfacción personal del individuo.
En el mismo
orden de ideas, se agrega el análisis sobre el entrenamiento invisible
realizado por Benítez (2010), es decir todo lo que el deportista hace fuera de
los horarios específicos de entrenamiento (calidad de vida, horas de sueño,
nivel de educación, hábito de fumar, beber alcohol, cuidados personales,
condiciones de salud, y más). Dicho de otra forma, en igualdad de condiciones
heredadas para la alta performance, llegarán a
tener mejor rendimiento y una carrera más prolongada, aquellos jóvenes
deportistas cuyo proceso de formación y desarrollo deportivo optimice la
calidad del entrenamiento, las condiciones de nutrición y los hábitos de vida.
De la misma manera, agrega Benítez (2010),
la mayoría de las instituciones deportivas solo tiene en cuenta parcialmente el
aspecto referido al entrenamiento deportivo, dejando de lado los demás. Un buen
proyecto que pretenda deportistas de calidad, debería contemplar todos los
aspectos mencionados, realizando un proceso que implemente en primer lugar la
evaluación de la salud y la aptitud física, así como las condiciones técnicas y
las condiciones voluntad e inteligencia motriz de los futuros deportistas.
Contrariamente, es común observar la
influencia de los aspectos negativos del deporte infanto-juvenil: la
especialización prematura, la sobrecarga funcional, la reducción del tiempo
libre, la presión psicológica, el súper stress, la formación unilateral, y la
influencia de intereses extrínsecos, todo lo cual lleva al llamado “síndrome de
saturación deportiva” y muchas veces al abandono.
Para concluir Benítez (2010) señala que “los
adultos”: padres, dirigentes, profesionales, técnicos, deberían buscar los
medios para que no quede librada al azar la formación integral del joven como
deportista y en especial, su desarrollo como persona.
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